
Cuando un hombre percibe que la longitud de su pene es anormalmente reducida no sólo repercute a nivel de la calidad de sus relaciones sexuales, pues la repercusión sobre aspectos fundamentales de su autoestima puede alcanzar a ser incluso mucho más severa. Toda vez que el varón alcanza su completo desarrollo tras la adolescencia, existen técnicas poco invasivas para lograr incrementar la longitud peneana en varios centímetros; con la lógica variabilidad entre individuos dependiendo de su edad, corpulencia, genética, enfermedades coexistentes y curso evolutivo, con posibilidades que combinan mínimo abordaje quirúrgico y constancia en el mantenimiento de los ejercicios recomendados de “gimnasia” peneana para el postoperatorio, barajando cifras realistas de éxito estaríamos hablando de un alargamiento de entre 1 y 4cm de longitud. Otras posibilidades quirúrgicas que implican la cirugía escrotal pueden suponer un alargamiento suplementario para el caso de penes especialmente cortos.